Los
seres de corta vida duermen, nuestra proyección de eternidad despierta
y
habla en el lenguaje que trasciende las eras,
mira
sin sentido, pero subyace a la razón del común entendimiento
y
ejecuta los acordes originales que inspiraron la creación de los dioses por los
hombres, cuando se sintieron lo suficientemente solos para ser acompañados…
Hoy
la luna no se viste con timidez, y deja rozar la comprensión de su luz
para
hacer de su posesión una manía que dirige a los espíritus.
Tiene
la fijación de poblarme el camino con visión estelar, recorriendo el retorno de
haber contemplado como ninguna al mundo,
Trayendo
los respiros y las miradas que se consumen en los minutos del universo, desde
lugares en los que se condensó la fuerza de habitantes inimaginables de esferas
actuales y paralelas
Esa
es la ofrenda de la luna… mi ofrenda es otorgarle el amor en un cuerpo de mujer…
Femenina
como su naturaleza, compleja como su faz incomprendida, y atrayente como la
contradicción del mar cuando converge en profundidad…
Tengo
en mi ofrenda la potencia de juntar en la nocturnidad la máxima intensidad del
instinto humano y del instinto natural no humano,
Y
visito al fin la posibilidad que excede a mi propia naturaleza por la ubicuidad
y la invitación de trascender a otro silencio, a otra forma y a otra voz…
No
dejo mi respiración volar, construyo mi
estela con la profundidad de las nubes caminantes que atraen mi ser hacia la
gravedad de otro universo, de otro placer, de otra finalidad…
Y
descalzo, ingreso a la posibilidad de mi corazón desnudo para sonreír en el
silencio que me rodea
Plácido
alejamiento del mar para reposar en el espejo invertido del cielo, vestido de corales con arena esparcida en el
viento…
Aquí
espero el retorno de mis labios, consentidos por mis nuevas ideas,
Aquí
espero el retorno de mis ojos cuando tu luz se diluya,
A
la mañana poblaré otro ciego impedimento, en el centro del azar,
Y
a tus versos volveré cuando la sal me evapore al borde de la mar…