La escritura
tiene caprichos; a la piel le hace falta conectarse al papel antes de trasladar
su imagen a una pantalla muchas veces vista.
Supongo
que el efecto de dicha creación es la extensión de la necesidad humana de
conectarse a algo que refleje su propio pensamiento, a cuyo contacto, retoma el mensaje adecuado de lo que quiere decir.
Ante la ausencia actual de la otra piel,(y sin notar que digo algo que tiene dos
tiempos y dos realidades distintas),que
refleje mi pensamiento como consecuencia del contacto con la suya debo
sublimar mis pensamientos al contacto con el papel.
Fingiré
que alguna de las formas que obtiene este escrito dibujan su voz, o que los
trazos percibidos delinean su cuerpo, mientras los contenidos de las palabras que
me miran mientras las escribo simulan sus ojos penetrantes y fijos a la manera
en que escribía cosas nuevas en ella, en tanto le hablaba y me miraba.
Debo
reconocer que el substrato de mi tinta contiene parte del lado dulce de su
sangre.
Sin embargo de todo esto siento melancolía, por querer ser actual en su
ausencia, cuando estoy tan presente cuan alejada está ella.
Se me
agota el papel y comienzo a retomar lo vertido en estas líneas para
retroalimentarme en los recuerdos no escritos, (no vinculados a esta segunda esencia)
Pretendo
alejar el contenido de la conexión con el papel y retomar el contacto con su piel. Es la única forma para que la primera esencia
escriba lo no escrito,y lo que se escribió entre ambos se termine de escribir.