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domingo, 15 de abril de 2012

Mi mujer.

Mi mujer, con expectativa de heno, y de tribulaciones dormidas en la memoria del cielo,

Mi mujer, durmiendo en los lunares del cielo cuando este cierra los ojos y luce más sincero.

Mi mujer, tímida y extendida, acariciando la realidad con los dedos, mientras derrama su silencio en la naturaleza.

Mi mujer, agradeciendo a las voces que nacen de sí misma por decir lo que realmente sienten

Mi mujer siendo sincera para mostrarme un mundo sincero y equilibrar su presentimiento en el mío

Mi mujer, odiando las transiciones del verano, cuando se convierte en otoño y termina en invierno

Mi mujer, sonriendo a merced de los vientos violentos, extendiendo en la estela de su risa los siete mares que encuentra en cada grano de arena

Mi mujer, excediendo los atributos de mis historias pasadas, como soñé cuando vivía en ellas sin sentirme pleno

Mi mujer, sin temor de sentirse a sí misma, ni verse sesgada por los intentos que hago de ser yo mismo

Mi mujer, que equilibra su estructura al verme, cuando reacomoda su posición a cada minuto a la manera de mi mismo al verla venir

Mi mujer, la que piensa conversando y en ocasiones ríe queriendo llorar, mientras se sorprende cada día más del tono de su risa,

Mi mujer, que escucha las sinfonías que trascienden mis sentidos y me involucra más en el silencio que conversa sobre la profundidad del ser

Mi mujer que no cree en el olvido cuando menos pienso en ella, porque sabe que cuando eso sucede es cuando más la siento

Mi mujer, extendida en los arroyos de una faz ininterrumpida, queriendo exceder las condiciones de este mundo para lograr un mejor lugar para los dos,

Mi mujer, la que no teme perder algo y se entrega sin saberlo, y aun sabiéndolo se distrae por no creer en el temor

Mi mujer, la que espero en las vueltas que doy sobre mi mismo

Mi mujer…

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