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jueves, 30 de mayo de 2013

La visión.

La conocí una tarde que se vistió de madrugada
Entre sus palabras existían márgenes que absorbían mis argumentos
Y al mirarla comprendía como los cielos acabados nunca terminan
cuando alguien quiere dejar de ver la infinidad que se esconde en ellos…
Me hundía en su cabello negro como la noche se hunde en el día
Y en las expectativas de sus ojos la intimidad nos dejaba desnudos
Cómo no recordarla en las pupilas…, era formarse una idea más universal del mundo…
La dividía en historias a la par que mi corazón la iba conociendo
Y en el intento nulo de formármelas para volver a contarlas discurrían como una categoría inacabada a la que siempre se le encuentran aspectos ajenos
El tiempo era una formalidad en nuestras vidas, de aquellas que cuando se recuerdan no se sabe qué decir
Y entre las presunciones que mi corazón iba dibujando admitía de a pocos la integridad de su silueta
La mañana que simulaba ser noche en que su cuerpo conocí
la discreción del erotismo se difuminó
y entre la extensión de sus piernas y el incremento de mi pasión todas las estructuras resurgieron.
Como un camino preconcebido, en el alma su ilusión de adelanto tomé
y con ella entre mis brazos la expectativa del deseo colmé
para reafirmar su verdadero lugar en el mundo…
Ella me buscaba y yo no la encontré

detrás de las palabras que para siempre busqué…

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