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La mirada,

la que aligera lo pesado y vuelve consistente lo ligero,

equilibra las fuerzas de un orden que se arrebata a sí mismo,

Y vuelve sobre sí y sobre mí, desencadenando el ciclo evolutivo de un sentimiento.

La capto en la lejanía y en el mar,

y en el soplo de los seres invisibles que se diluyen en cosas que comunican al morir,

La capto en la forma del aire que no veo,

pero que nos aborda antes de cualquier idea sobre sí,

Y cuando retoma su único pensamiento

deja el alma helada sobre mí.

La capto cuando toma en su devenir un perfume,

que nace en la orilla en la que me siento a reír. ,

Cuando en forma dinámica y lenta,

desde los huesos a la historia de mi mundo hace discurrir,

y entre palabras y apreciaciones toma un canto que nace de la duda oculta,

para sorpresa de su llanto en dichos tonos se halla el alma presunta,

que coordina la insinuación de las flores,

y la vuelta al mundo de los colores.

La capto en la historia que se desnuda a sí misma y atrae el futuro consciente,

en una bruma de alcance silente

que con el latir del ruido expira.

La capto en la sensación de unión de noche en el día,

Y en la obstinación de la madrugada ausente,

en el arrebato exhausto del mediodía

donde el temor a la luz se hace presente.

La capto en el espacio vacío que deja el tránsito que dibuja mis pensamientos,

Y en la afinidad del pulso que abreva mis sentimientos.

La capto y la tomo,y me toma y me capta,

y no me deja ir,

fuera del brillo que canta.

Aguardaré a su voz mañana cuando despierte,

soñando desde su mundo despierto

y no la dejaré de captar...